6 de octubre de 2012

CHALLENGE BARCELONA 2012 CAMPEONATO ESPAÑA LD

Esta vez la cita era especial con mayúsculas, al menos para mi, pues la compañía merece ese calificativo como poco. Casi siempre voy con amigos con los que viajaría y he viajado al fin del mundo, pero además esta vez Natalia, sus padres y hermanas venían a conocer a que puñetas dedico tanto tiempo gastando zapatillas y cubiertas por esas carreteras de Dios. Además, por supuesto, de hacer algo de turismo por el “extranjero” (risas, compréndase el humor Andaluz). Mal empezaba el viaje, pues tras estar 7 meses sin ver llover en Almería, tanto el viaje en si, como los días en Barcelona fueron pasados por agua y algo de frío. Opinión quizás no compartida por vosotros, amiguetes del norte, pero aquí 16-17 grados es considerado frio invernal y merece abrigo. Helor lo llamamos. Así que me planto en mi tercer IM con la sensación de haber entrenado más que nunca la semana anterior a un IM y menos que nunca la semana del IM. Aún con el mal tiempo hago un par de mini-entrenos de activación junto a Carlos y Gelo, con quienes comparto Hotel y penitencia. Enrique, David Prieto y Alfonso van por otro lado y el contacto es menor del deseado. La mañana de la prueba se levanta con claros y sin lluvia, sin viento y con algo de fresco. Parece que después de todo “el día va a ser rápido”. Muchas caras conocidas, mucho amiguete que solo veo en las carreras, Antonio A. Conejo, Carlos Lopez, Raul Amatriaín, Valentino Abrante, Damian y un largo etc. Casi sin darme ni cuenta estaba en cámara de llamadas presentado con nombres y apellidos como un PRO más, cuando aquí todos sabemos que yo soy pro con la toga aunque a veces me líe. Un lujo, incluso algo de sonrojo, sentir mi nombre por megafonía junto a la de mis ídolos deportivos, pero también motivación añadida, hoy no me achico. Dan la salida y me desmarco claramente por fuera, todos los metros de más merecen la pena pues no es que no pille palos, es que ni me rozan la oreja. Voy fuerte pero sin agobios hasta que llego a la boya. Como no soy un gran nadador mi “buen tiempo” tiene que partir de una estrategia cuidadosa, consistente en girar boya, hacer unos 300-400 metros un poco más fuertes y ver con quién comparto camino. Algo que cuando empiezas en este mundo parace imposible, distinguir caras en medio de la almadraba. Pero que al tiempo es un detalle más. Así que voy en paralelo con Raúl Amatriaín, a la postre segundo Español, Creo distinguir al crack Dani Muñiz y alguna cara conocida más, así que estoy donde quiero. Me pongo detrás a pies de un triatleta que no bate mucho los pies y es fácil de seguir y en ese sitio hasta la orilla. 54min, dos menos de los que había presupuestado y ni esfuerzo de más empleado.

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