3 de junio de 2010

A PULSO

Cada cierto tiempo, contando con los dedos el paso de las estaciones, nos proponemos algo imposible, al menos a priori, y lo conseguimos.

Un muro inaccesible que nos impide llegar al otro lado. Una maraña de alambre que con sus espinas nos intimida alta y afilada. Así se representa en nuestra mente aquel fruto que debemos alcanzar pero que rara vez acometemos con fe so pena de padecer un desnudo integral, una frustrante derrota. Habitualmente preferimos vestir de corto a jugarnos el destape total, pero no siempre actuamos igual, y pasan las estaciones.

Dejar de fumar, como dejar una mala costumbre, o una mala relación. En común poseen el filo de sus espigas, la altura de su muro, pero sobre todo el feeling de que pasar sin ello nos parece un imposible.

Una vez conocí un buen hombre, que por circunstancias de la vida había acabado robando como oficio y consumiendo heroína como beneficio. Durante nuestras conversaciones solía poner mucho énfasis en un automensaje, “no he acabado robando, pues he empezado a dejarlo”. Se refería a su “todo” como un mal vicio, una equívoca forma de vida. Se unía en él una mala relación, una mala adicción y muchas malas costumbres. Muchas cosas malas reza el título de una buena película. Su relación le llevó a la adicción, esta a las malas costumbres y estas a su vez a una equívoca forma de vida. Creo que pocas veces he visto muro más alto.

“Como vas a empezar”…le preguntaba. “Pues como se empiezan estas cosas, a pulso”, me contestó.

Esa es una gran verdad. Las cosas que más duelen, y también las que más gustan se tienen que dejar a pulso. No hay morfina que calme el dolor del corazón, ni metadona que alivie esas venas. Cuando se juntan las malas costumbres con los vicios más ricos, incluidos los del corazón, pero sabemos que si seguimos ese sendero nuestra salud puede resentirse o nuestro corazón partirse, solo vale dejarlo a pulso.

Nuestro cuerpo nos lo recordará con regularidad, como una lesión mal curada, y puestos a contar el tiempo en pasos de estación, también sufriremos su mal del invierno a la primavera, y después al verano, seguro… será el humo, su colonia o un mal día. Y si te ofrecen un cigarrito?……”No, yo lo dejé a pulso”.

2 comentarios:

  1. Para que decirte que me alegra que hayas vuelto a escribir asi, porque ya lo sabes....en cuanto al tema en cuestion nada que decir, toda la razon para ti. Es curioso como en ciertos momentos tenemos que estrellarnos 30 veces antes de decidir llevar a cabo ese pulso....con lo fácil que sería a veces simplemente hacer uso del poquito amor propio y dignidad que aún nos queda en esos casos...

    Un beso

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  2. A pulso subió Arroyito y Simoni ayer hasta Enix ajajajajjaa.

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