15 de mayo de 2010

DERROTA


Eddy Merckx corría en una época que no conocía inviernos o veranos, picos de forma, objetivos de temporada u obligaciones publicitarias. El ciclista cobraba lo que ganaba, cada carrera, cada etapa, cada volata. En su momento lo ganó absolutamente todo, pero alguna vez se las tenía que ver con el dolor de la derrota, y fue en el Giro de Italia donde volvió a ser humano, mortal, vencible. Su derrota era la evidencia de una muerte anunciada de antemano, ante lo cual se le propuso abandonar, que no apareciese en la foto en el segundo escalón, tan lejos de la gloria que hasta hace tan poco pertenecía a su acerbo personal.

De esta forma, cada día nos enfrentamos al dolor de la derrota, al contacto con el suelo más firme e incorruptible de la realidad. Y luchamos, corremos, sudamos en pos de no sucumbir a sus terribles consecuencias, pero no siempre se puede evitar la derrota. El como reaccionemos ante esto, puede darnos una medida exacta de nuestra altura como personas.

Merckx decidió que su segundo lugar era su merecido, y se subió a ese segundo plano para compartir el premio con sus compañeros de equipo. Supo sin lugar a dudas bajar de las alturas y situarse desde abajo en lo más alto de la condición humana. Fue otra vez el mejor, esta vez sin lucir su mayote preferido para que sus compañeros cobraran una más que suculenta prima. Costumbre que se instauró en el pelotón internacional, o mejor, entre sus líderes, para hacer justicia en el reparto del pan a cada uno de sus sacrificados ayudantes. Costumbre que hoy día perdura (ayudada por los buenos sueldos de los crakcs).

La derrota es algo propio de nuestra condición, lo único evitable es su nefasta consecuencia, la caída posterior, la pérdida de un escalón, de nuestra autentica identidad. Merckx supo encajarla sin más, convirtiéndola en un trapecista más del circo que acompañaba su querido ciclismo, quizás su duro oficio ya le había advertido de su cadavérica presencia.

Así que en los pleitos internos que versan sobre nuestra derrota….Jamás paséis más tiempo discutiendo en vuestra mente sus razones, que imaginando como salir al paso de su inevitable presencia. La derrota no os hará feliz, pero tampoco más débiles, solo humanos y quizás, mas altos.

3 comentarios:

  1. Buena reflexión para todos Rafa y como dices no solo para el deporte sino tmb para la vida cotidiana. Hace tiempo leí una frase de José Saramago que me llamó bastante la atención precisamente sobre esto: "La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva."

    Un saludo, Rafa.

    ResponderEliminar
  2. Muy buena reflexión, la comparto completamente y tiene una moraleja en muchas direcciones muy recomendable. En realidad, una derrota es una oportunidad de aprender, de descubrir errores y debilidades y de salir fortalecido. Siempre que se afronte como tú dices, claro.

    Abrazo!

    ResponderEliminar
  3. @Nel: Holaaaa!! si que es una buena reflexión, no por que la haga yo, sino por que es lo ideal, pero claro, luego uno se pega un guarrazo y a ver como te lo tomas no? pues eso...pero que yo intento q sea siempre para bien.
    Un besooo

    @Piter: Tiiio que has vuelto a escribir jejej fui a comentarte pero es que no iba a ser un argumento a la altura de tu pluma, así que como escribes de higos a brevas, he pensado que ya me ocurriría algo mejor jajajaja.
    Te echo de menos amigo....

    ResponderEliminar